El primer Impala.

En Julio de 1955 el estudio de diseño de la Chevrolet, dirigido por Harley J. Earl, presentó un vehículo de ensueño para los espectáculos “GM Motorama” de 1956, llamado “Corvette Impala”. A este soberbio carro, además de darle una persiana (parrilla) frontal, similar a la del Corvette, le fueron incorporados otros componentes del legendario biplaza americano. El techo rígido, que abarcaba un habitáculo para 5 pasajeros, permitía ver como los ingenieros americanos lograron manipular y curvar los parabrisas a su antojo. El 19 de Enero de 1956, el espectáculo “Motorama” abrió sus puertas y permaneció por 9 días consecutivos en el Hotel Waldorf Astoria, en Nueva York y es allí donde el “Corvette Impala” se muestra por 1ª.vez. Es probable que la mente del genial Harley J. Earl tuviera la idea de darle un hermano mayor al Corvette, de allí su nombre, sin embargo, con el pasar de los meses Earl decide abolir la palabra Corvette del sedán deportivo y lo presenta únicamente con el nombre antílope sur africano “Impala”. Y así surge la 1ª. Generación: habría que esperar hasta 1958 para que la División Chevrolet de la General Motors lanzara el “Impala”. La intención era demostrarles a sus competidores que se tenía lo que se necesitaba para producir un bello, lujoso y sobrio automóvil que podía mirar de frente y sin complejos a sus competidores de patio el Ford Galaxie 500 y el Plymouth Fury, en una época en la que los vehículos de gran tamaño mandaban la parada en el mercado americano.

Fue tal el impacto que causó este modelo, que los directivos de la encopetada Cadillac, pegaron un grito en el cielo porque aparte de no poseer una cola alada, la mayor diferencia la hacía el precio entre los dos vehículos. También es importante recordar que 1958 fue el 1er año de las farolas dobles. Y debajo de esta nueva carrocería, también había un nuevo chasis. El chasis estándar, tipo perimetral, fue sustituido por una unidad con forma de “X” alargada, sobre la cual Chevrolet afirmaba que este nuevo chasis ofrecía una mayor rigidez torsional y permitía que el habitáculo se pudiese localizar más abajo, sin sacrificar el espacio interior. Este diseño, fue justamente una etapa de transición entre el sistema de fabricación tradicional y el de carrocería/chasis que luego fue totalmente unificado.

Menos de 600 Impalas fueron equipados con el motor V-8 Turbo-Fire de 283 pulgadas³ (4.6L), y los que aún sobreviven son altamente apreciados por los coleccionistas, al igual que los muy pocos, menos de 200, que sus compradores pidieron fueran equipados con el V-8 Turbo-Thrust de 348 pulgadas³ (5.7L) de bloque grande, que había sido diseñado para las camionetas y podía generar una potencia hasta de 315 HP. La acogida de este modelo fue enorme y en todos los rincones del mundo el público se enamoró del Impala.


Otro de los autos clásicos con marcado aire de los años 60’s. Uno de los clasicos preferidos.

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